Siempre
estará en el centro de todos los debates, discutiremos sobre el tema para luego
después intentar auto-convencernos de que teníamos razón. Y si, el amor existe,
ese amor que es puro fuego avivado con gasolina, que nos mantiene en vela aún
cuando la llama ya se ha apagado y la cera se ha consumido, pero en realidad el
amor es como el sol, estable casi siempre, dormido, dando el calor justo cada
día, sin darnos soluciones a los problemas, ni problemas cuando pensamos que ya
está todo solucionado. Hasta que alguna mecha se enciende o alguien pulsa un
botón, y todo se activa, y ese sol crece absorbiéndolo todo, haciéndose lo más
grande, lo más importante, convirtiéndose en una gigante blanca para luego con
el tiempo, los engaños, la desconfianza, los miedos o los celos se acabe
apagando y se vuelva una enana marrón.
Os
recomiendo que aún así os enamoréis, que no le tengáis miedo, que lo aprovechéis, que
no perdáis el tiempo, porque cuando el amor surge es el instante que precede al
momento en que aquella gigante blanca se empiece a contraer para volverse la
enana marrón, pero aún así debéis dejaros llevar por su fuerza gravitatoria,
por su onda expansiva, y sobre todo aprovechar cada segundo besándola lento
para aprovechar mejor el tiempo. El
amor es como el sol porque siempre está ahí sin darnos apenas cuenta, y porque
cuando crece es solo el inicio de su extinción. Yo siempre la dije que era todo
un solete y como me jode haber vuelto a tener razón.
Hemos aprendido a amar los rayos de sol, a vivir con su calor, y eso está bien, pero es importante aprender a querer los periodos de su ausencia, y a la luna por consiguiente, porque recordar que el amor siempre acaba como el sol, apagado. Por eso, debemos aprender a vivir con tan solo la luz que nos llega cuando la luna hace de espejo de los rayos del sol, dándonos tan solo su reflejo, como la noche nos hace recordarla, haciendo de espejo del amor.
@RubenCalvo8
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