que
te sonríen con el cuchillo en la mano
y
la sonrisa abierta.
No
dan miedo, pero deberían.
Me
sonrió y me enamoro,
a mí, que estaba cansado
de
decirle a mi corazón
que
no le abriera a desconocidos.
Y
es que cuando ella sonríe no tienes elección
por
mucho que veas el cuchillo
y
ya imagines la herida.
Aun
hay veces que pienso que estoy loco,
pero
entonces te miro y no es que se me pasé,
que
también,
si
no que comprendo al menos porqué.
Y
supongo que hay heridas
que
no sanan ni con poesía.
@RubenCalvo8