sábado, 28 de febrero de 2015

Enfermedad.

Yo también suelo preguntármelo, si es mejor el remedio que la enfermedad pero la verdad es que hay cosas que duelen como autenticas puñaladas pero que son más necesarias que las aspirinas. Al fin y al cabo ningún remedio es agradable pero lo tomamos cerrando los ojos y apretando los dientes, esperando a que el mal sabor pase, a que haga su efecto. Pero, esto es algo más complicado porque yo me he encariñado demasiado de mi gripe, supongo, que demasiadas veces hemos cruzado la mirada sin querer, que demasiadas veces nos hemos hecho reír o nos hemos dejado sin palabras. Tantas veces he pensado en negar esta tos y este dolor de cabeza, para poder quedarme con ella, exactamente igual cerrando los ojos y apretando los dientes, pero es que este tampoco es el camino.

Supongo, que el problema está en que hay días que somos fuertes e ignoramos el dolor, ignoramos que la herida sangra pero es que joder, parece que se acumula para sacudirnos el doble el día en que no somos tan fuertes. Aunque pensándolo mejor no se trata de la fuerza de esos días, sino más bien que eres tan fuerte como la sonrisa que te dedique ese día, como las palabras que te dirija, como las intensidad de sus ojos al mirarte, necesitas que te dé la fuerza necesaria para pensar que mañana mejor, de eso depende tu fuerza, pero la pena está en que todos los días no se puede y lo que es peor que los días que si, los días en que las circunstancias invitar a ilusionarte, a pensar que mañana mejor, se acabe convirtiendo en un mañana peor, y eso hace que la tos me ahogue, y que con tanto dolor de cabeza me arda la frente. Es mi maldición, que tú seas el remedio para mi enfermedad, enfermedad que también lleva tu nombre, te necesito para olvidarte porque yo no soy capaz de encontrar ese clavo del que todo el mundo habla, que es que yo siempre he sido más de sacar el clavo para volver a ponerlo y así no. 

El error está en pensar que te puedes quedar con la gripe sin la tos, sin el dolor de cabeza, sin tanta bajada, sin tanta cuesta empinada, sin tanta ilusión, y sin tantos golpes contra el suelo que si queremos estabilidad lo mejor es bajarse de la montaña rusa. Que a veces lo mejor es dejar de buscar sus ojos al mirar alrededor, dejar de ir a ese sitio en el que casualmente te la quieres encontrar. Tendré que improvisar el remedio que haga de la rehabilitación algo un poco mejor. Quizás en otro momento, quizás en otro lugar, quizás con otras circunstancias podamos volver a encontrarnos sin esta tos, sin esta jaqueca, quizás algún día seas tú el remedio sin necesidad de que haya algo que remediar.


@RubenCalvo8

Siempre.

Ella lo miro, y le pidió que se quedara, él le devolvió una mirada confusa y le pregunto - ¿Hasta cuando quieres que me quede?. Ella suspiro, le miro sonriendo juguetona y le dijo - Me refiero a un ratito más, pero también te puedes quedar para siempre. Él suspiro pensativo y la miro, una mirada que a ella le preocupo de más y le volvió a preguntar - ¿Te quedas?. Él entonces la sonrió y la beso y dijo solamente -Siempre.

Fueron felices, se quisieron de lunes a domingo, se crearon problemas para poder solucionarlos juntos, se separaban como mucho 5 minutos para volver a cogerse con más ganas con la pequeña espera. Eran como dos niños pequeños que se enfadaban de broma y jugando, que se querían en serio. Pero el tiempo pasó y los 5 minutos que se separaban se alargaban de más y ya lo mejor no era reencontrarse, se crearon problemas que ya no sabían solucionar y los enfados cada vez tenían menos bromas. Ella antes de marcharse le confesó -Te he querido de verdad, lo sabes ¿no?. Él bajo su mirada para que no se encontraran y le respondió - Lo sé. Ella furiosa le regaño -No vas a decir nada más, ¿es que siempre debes hacer como si todo te diera igual?. Él entonces si alzo la vista para poder mirarla y besarla en la mejilla y le dijo solamente -Siempre.

Ella arrastro la maleta hacia la salida, abrió la puerta y dijo - Adiós, a él ni siquiera le salieron la palabras antes de que ella hubiera cerrado la puerta, pero lo que si le salieron fueron las lagrimas, apoyando la cabeza contra la puerta por la que ella había salido un instante antes y lloro mientras pensaba en todo. Ella miro al techo, buscando una solución o un consejo, pero no lo encontró, no tuvo fuerzas para marcharse apoyo su espalda contra la puerta por la que había salido instantes atrás y lloro mientras pensaba en todo.

Ellos pensaban en todo, en general, pero en el siempre en particular. Ellos se dieron cuenta de que las palabras son como las golondrinas de Bécquer , que siempre están, pero nunca son igual, que aquel instante, aquel momento, aquella palabra no volverá, o al menos nunca sera igual. La misma palabra hoy es un te quiero, mañana, un no te vallas y quizás dentro de una semana ya no sea nada. Que lo mejor es eso, aquel momento, aquel instante, aquella palabra que fue igual y diferente a esta. Ellos se dieron cuenta de que habían vivido deprisa de más, que se habían perdido entre tanto pensar  que seria lo próximo que harían, ellos se dieron cuenta que lo que de verdad hay que hacer es disfrutar siempre cada momento, siempre cada instante, siempre cada palabra, siempre.

viernes, 27 de febrero de 2015

Motivos.

Supongo, que todos los días hay motivos para pensar que lo mejor es renunciar, si miramos alrededor podemos encontrar mil motivos para estar mal, y es que sin ti nada brilla igual, pero supongo que tenias razón, que todo tiene un final, todo se debe acabar. Me empeñe en creer que no, te decía que a nosotros no nos iba a pasar, que lo nuestro era de verdad. La verdad a mi me ha vuelto a engañar, me la volvió a jugar. No supimos frenan el invierno, y es que a veces pienso que nunca quisimos, que lo nuestro fue sólo sentirnos cerca, pero sin llegarnos a tocar, nos gustaba querernos pero nunca de más, nuestros "te quiero" sé perdieron al cruzarse y jugar, llegaban tarde o demasiado pronto, y a veces ni siquiera los supimos declarar. Y es que ahora que no estás ya no tengo a nadie con quien soñar. Todo lo he dejado ya atrás.

Pero, supongo, que todos los días hay motivos para sonreír un poco más. si miramos alrededor podemos encontrar mil motivos para estar feliz. Lo importante es pensar que si, que puedes arreglarlo, dicen que hay solución para cualquier mal, y ya ni siquiera sé si es verdad pero estoy muy seguro que si permaneces en silencio, quizás hoy puedas escuchar el eco de los besos del futuro, sentir un poquito del calor de los abrazos que llegaran. Que la suerte es que hay un mañana y con él, miles de historias por empezar, por poner en suspenso, por acabar y por volver a retomar.

Que siempre hay motivos para sonreír y para renunciar, para estar mal o estar feliz de más, porque es que a veces no sé trata de lo que hay a tú alrededor si no de lo que prefieras mirar.

Corazón sin razón.



Lo mío es una lucha constante entre la razón y el corazón. Entre el olvidarte y el quedarme. El olvidarte es la opción lógica, la que te dice la cabeza, la que te dice que ya basta, la del punto y final, la de ya hice suficiente. El quedarme es la opción de las mariposas en el estomago, la que te dice el corazón, la que te dice un poquito más, la de escribir todo seguido y como mucho parar con una coma de vez en cuando para descansar de querernos de más, la de todo es posible.  Lo mío es la lucha de mis polos opuestos, lo mío es lo de estar más tiempo perdido que en el sitio, lo mío es lo de quererte con el corazón y decirte adiós con la razón, lo de llegar tarde o demasiado pronto. Y tú sigues en tu línea de no quererme por ahora, que hace que mis polos cada día sean más opuestos, que cada día me entienda menos y me quiera más, que cada día te entienda menos y te quiera un poco más.

Hay mucha gente y luego tú.

Algunas me gustan los días pares,
otras los impares, 
hay algunas que me gustan para pasar la noche, 
otras para mañanas de risas 
y algunas para las tarde de cañas. 

Hay chicas que me gustan 
para compartir nuestro problemas, 
otras para creárnoslos juntos. 

Pero tú me gustas con independencia 
del numero que aparezca 
esa mañana en el calendario, 
y de la hora o el tiempo que haga, 
con problemas o sin ellos, 
me gustas para cerrar los ojos 
y besarte lento, rápido, y con ganas, 
me gustas para mojarme contigo en la tormenta 
y para secarnos juntos al sol. 

Conozco a mucha gente para entretenerme, 
pero solo una para perderme. 

Hay mucha gente y luego tú.


@RubenCalvo8

Naufragio.

No sé cómo explicarlo, 
o más bien es que no sé 
cómo explicarte. 

Que no sé dejarte de sentirte 
como el todo de mi nada. 
Haces que todos los días sean malos 
para dejarte y todos buenos para quedarme. 

Tú sigues con tus tormentas, 
sin cambiar el rumbo 
y yo viro el barco y me voy, 
viro el barco y regreso, 
echo el ancla y me quedo en el sitio, 
abro las velas para alcanzarte cuanto antes, 
me hundo y vuelvo a flote. 

Todos los días me parecen perfectos 
para hacer una tregua de las nuestras, 
para parar un poco, para atracar en un puerto 
a repostar con un par de sonrisas, 
para  decirnos un poquito más eso 
de que estamos locos de remate, 
pero es que fue así, a base de treguas, 
como la liebre se dejo ganar por la tortuga, 
y ya es hora de que llegue el primero en algo, 
aun que sea en eso de olvidarte.

@RubenCalvo8

Ella, él. Ellos.

Ella era un solete, él siempre buscaba los rayos de sol al despertarse. Ella era inexplicable, él nunca necesitó ponerle nombre a las cosas. Ella era rara, él estaba loco de remate. Ella estaba esperando a su amor, él la quería sin haber despertado nunca a su lado. Ella lo miraba con indiferencia, él cuando nadie le viera. Ella nunca había creído en cuentos de hadas, él buscaba a su Julieta. Ella suspiraba sin motivos, él no los necesitaba para sonreír. Ella pensaba que todo pasaba por algo, él lo llamaba destino.

Ellos se parecían, tanto, que hasta en lo que se parecían se diferenciaban, tanto, que en lo que se diferenciaban se complementaban. Ellos eran las dos caras de una misma moneda. Ellos dejaron pasar los días,  se despidieron y se olvidaron pero con los años se recordaron y se arrepintieron de no haber combatido al frio de aquellos días, como podían. Con ella, él. Con él, ella. Como sólo ellos podían.

@RubenCalvo8