sábado, 28 de febrero de 2015

Siempre.

Ella lo miro, y le pidió que se quedara, él le devolvió una mirada confusa y le pregunto - ¿Hasta cuando quieres que me quede?. Ella suspiro, le miro sonriendo juguetona y le dijo - Me refiero a un ratito más, pero también te puedes quedar para siempre. Él suspiro pensativo y la miro, una mirada que a ella le preocupo de más y le volvió a preguntar - ¿Te quedas?. Él entonces la sonrió y la beso y dijo solamente -Siempre.

Fueron felices, se quisieron de lunes a domingo, se crearon problemas para poder solucionarlos juntos, se separaban como mucho 5 minutos para volver a cogerse con más ganas con la pequeña espera. Eran como dos niños pequeños que se enfadaban de broma y jugando, que se querían en serio. Pero el tiempo pasó y los 5 minutos que se separaban se alargaban de más y ya lo mejor no era reencontrarse, se crearon problemas que ya no sabían solucionar y los enfados cada vez tenían menos bromas. Ella antes de marcharse le confesó -Te he querido de verdad, lo sabes ¿no?. Él bajo su mirada para que no se encontraran y le respondió - Lo sé. Ella furiosa le regaño -No vas a decir nada más, ¿es que siempre debes hacer como si todo te diera igual?. Él entonces si alzo la vista para poder mirarla y besarla en la mejilla y le dijo solamente -Siempre.

Ella arrastro la maleta hacia la salida, abrió la puerta y dijo - Adiós, a él ni siquiera le salieron la palabras antes de que ella hubiera cerrado la puerta, pero lo que si le salieron fueron las lagrimas, apoyando la cabeza contra la puerta por la que ella había salido un instante antes y lloro mientras pensaba en todo. Ella miro al techo, buscando una solución o un consejo, pero no lo encontró, no tuvo fuerzas para marcharse apoyo su espalda contra la puerta por la que había salido instantes atrás y lloro mientras pensaba en todo.

Ellos pensaban en todo, en general, pero en el siempre en particular. Ellos se dieron cuenta de que las palabras son como las golondrinas de Bécquer , que siempre están, pero nunca son igual, que aquel instante, aquel momento, aquella palabra no volverá, o al menos nunca sera igual. La misma palabra hoy es un te quiero, mañana, un no te vallas y quizás dentro de una semana ya no sea nada. Que lo mejor es eso, aquel momento, aquel instante, aquella palabra que fue igual y diferente a esta. Ellos se dieron cuenta de que habían vivido deprisa de más, que se habían perdido entre tanto pensar  que seria lo próximo que harían, ellos se dieron cuenta que lo que de verdad hay que hacer es disfrutar siempre cada momento, siempre cada instante, siempre cada palabra, siempre.

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