miércoles, 16 de diciembre de 2015

Playas.

Y lo que más me acojona
es cuando el pasado se pasa de frenada,
cuando llega a tu puerta derrapando
y con las ruedas humeando.

Necesito una dosis de tu miedo,
que me vuelvas a querer a medias,
necesito que me destroces,  
que me vuelvas a arrastrar con tu marea.

Y es que, 
cuando creo que he encontrado otras cosas,
llegas tú por la espalda,
y entonces,
me deja de interesar mirar hacia el frente.

Supongo que es algo así,
como estar en la pirámides
y mirar hacia el desierto.
Imposible, me refiero.

Como imposible es que
esos viejos sueños disfrazados de nuevos
no enloquezcan con el sonido de tus zapatos.

Hoy he querido gritar tu nombre,
y al final me he quedado mudo.

Mudo porque las ganas se desgarran,
mudo porque el querer a veces no basta,
mudo porque no soy  parte de tu alianza.
Mudo porque todos los cosas amargan
salvo naufragar en tus  playas.

Supongo, que cuando más manos
se necesitan para remar y llegar a tierra,
es cuando más gente se baja del barco.

Y  claro así me pasa,
que el resto de playas se quedan ahí,
olvidadas.

@RubenCalvo8

No hay comentarios:

Publicar un comentario